Tenrikyo Europe Centre

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Discurso del Servicio Mensual de Noviembre 2007

Mariko NAGAO

En el Ofudesaki está escrito:

Estos hijos que viven sin conocer nada de nada,
Son dignos de compasión a los ojos de Dios. (III,94)

Vosotros los seres humanos también amáis a vuestros hijos.
Pensadlo y reflexionad por favor. (XIV,34)

Día tras día, la única preocupación del Padre-Madre
Es sobre los medios de salvaros. (XIV, 35)

Es habitual en el mundo explicar las cosas después de ser vistas.
Os las explico antes de que se vean. (I, 18)

También se encuentra en el Osashizu:

Día a día, más allá de vosotros, no comprendéis que, si pensáis algo para treinta días, os protejo para cincuenta días en adelante.(7 de noviembre de 1889)

Aquí encontramos las profundas palabras de Oyagami quien expresa su amor para los hombres que son sus hijos y que cuida de nuestro porvenir como Padre Madre. Cuidando de los hijos en el momento adecuado de su camino en busca de la madurez espiritual, la amabilidad de los padres se reflejará más tarde a lo largo de sus vidas. Sin embargo, para el niño que sólo ve el presente, le es difícil reconocer este amor paterno y a veces llega a considerarlo como un obstáculo que molestaría la realización de sus sueños. Y por esta razón queremos guiarlo sin peligro de modo de no contrariarlo. Y si es por causa del Innen, sólo

podemos rezar para que Dios transforme las grandes desgracias en pequeñas o las pequeñas en nada. Siendo padres como seres humanos, esto es lo que todos sentimos. Cual no será el cariño que Oyagami siente para nosotros todos que somos sus hijos?.

Como fieles de Tenrikyo, tenemos que pensar en la historia que nuestros hijos vivieron cada vez que sus almas regresaron a este mundo que es la tierra. Los padres conocen el carácter de sus hijos en cuanto nacen si los observan bien y, así, pueden imaginarse con qué clase de obstáculos se pueden encontrar. Tenemos que darnos cuenta de que esto puede estar ligado con su futuro como innen. Es nuestro deber hablarles o darles a entender por medio de nuestro comportamiento, aún si todavía son muy jóvenes, el sentido de nuestras palabras.

En  "la Verdad de la Creación", se dice que Oyagami después de haber determinado los modelos y los instrumentos, procedió por fin a la creación del hombre quien fue concebido en tres días y tres noches en la matriz de Izanami-no-Mikoto. Y permaneció en el mismo lugar durante tres años y tres meses, y necesitó setenta y cinco días para acabar de dar a luz a todos los hijos.

Hace cierto tiempo que me repito frecuentemente la historia de "La Verdad de la Creación" diciéndome que si Izanami-no-Mikoto pudo pasar tres años y tres meses, los treinta minutos que paso en compañía de mi hijo, esperando que se decida a moverse, representan poca cosa. Ahora, por fin, llego a habituarme a esto. Mi corazón es más liviano y el relato sobre  "La Verdad de la Creación", que parecía tan lejos de mí, es más accesible. Estoy segura que encontraré repuestas a todos mis interrogantes ahora que la entiendo un poco mejor.

Desde la creación, los hombres crecieron poco a poco hasta llegar a la estatura de cinco pies.

Llegar a la madurez espiritual puede ser que significara entender todo lo que acontece en nuestra vida.

Yo también estoy en marcha hacia esa madurez espiritual. Día tras día, tenemos que tratar de alcanzar esa madurez espiritual siendo, al mismo tiempo, agradecidos hacia Oyagami que nos protege. Pero como seres humanos, llegamos a tener que pasar días desagradables. También tengo días de estar de mal humor.

El año pasado recibí la protección de Dios Oyagami y le estoy sumamente agradecida. Entonces, había conocido a una persona que necesitaba ayuda. Yo, que estaba lejos haber alcanzado la madurez espiritual, no podía entender cual era la razón que hacía que Dios me diera esta tarea; y día tras día, mi corazón se oscurecía y me era cada vez más difícil alegrarme. Puedo sinceramente decir lo que pensé en ese momento. Difícilmente llegaba a guiar a esta persona, adulta y responsable, lo que era más simple evidentemente con los niños. No me sentía a la altura de transmitir la enseñanza de Oyasama y sola, me desesperaba.

No sé por qué, pero un día, después de haber practicado los instrumentos musicales para mujeres con un fiel de Tenrikyo, me di cuenta de que todos mis problemas habían desaparecido. Al pensar que Dios había limpiado todo el polvo que llevaba en mi corazón, pude gozar de un corazón ligero, purificado y sin problemas. Todos los problemas, sin excepción alguna, se habían esfumado.

Estos polvos mentales venían del mal uso que hago de mi corazón, pero pudieron ser limpiados sin esfuerzos.

Se dice en el Ofudesaki:

Este polvo es difícil de limpiar.
Pero sólo con que empecéis el Servicio... (XIII,22)

En todo el mundo, Dios es la escoba para la limpieza del interior del corazón.
Observadlo atentamente. (III, 52)

Es gracias a esta experiencia que pude darme cuenta del esplendor del Tsutome, Servicio Sagrado de Tenrikyo.

El Tsutome que Oyasama nos enseñó es indispensable para salvar a los seres humanos porque permite limpiar todos los sufrimientos acumulados día tras día. Tomé conciencia de que es Dios directamente quien se carga de limpiar esos polvos tan difíciles de limpiar para los hombres. Pienso que uno tiene que haber tenido esta experiencia personalmente para poder entender lo que estoy diciendo. No puedo hacer otra cosa que estar agradecida a Dios que cambió mis grandes problemas en pequeños y los pequeños en nada.

 Ejecutando el Servicio Sagrado, cambiamos, poco a poco nuestro innen. Es en esto que está representado nuestro Padre-Madre. Oyagami limpia todo el polvo mental a través de cada Servicio Sagrado que celebramos y aunque le pidamos treinta días de protección, nos concede cincuenta. Cada Yoboku tiene que tomar conciencia de su cariño y ejecutar el Servicio Sagrado mensual con sinceridad de modo que la alegría que sentimos celebrándolo todos juntos se haga sentir hasta en el cielo.

Pienso que es esto lo que Oyagami está esperando de nosotros.

Sólo con que el Servicio se celebre sin faltas,
La Dádiva del cielo tampoco faltará. (X, 34)

Dios nos dice a través de este verso, que si el Servicio Sagrado se ejecuta correctamente, la Dádiva celestial corresponderá a nuestro pedido. Y entonces, el camino que nosotros, sus hijos tenemos que seguir se abrirá por sí mismo. Creo sinceramente que la fe se funde en el amor profundo de nuestro Padre-Madre que espera con impaciencia la madurez de sus hijos.

Se nos dice muy a menudo que vale más la fe de dos generaciones que una, y tres mejor que dos. ¿No sería mi fe el reflejo de la fe de mi difunto abuelo del cual recibí el modelo a través de la fe de mi madre?.

Oyasama nos pide volvernos "ermitaños de la ciudad". En efecto, desde los tiempos antiguos, en Japón, la fe era revelada mediante una forma de aprendizaje, encerrándose en un templo o aislándose en un monte, para transformarse mentalmente de manera de volverse un "ermitaño de los montes". De este mismo modo, los fieles de Tenrikyo tienen que profundizar su comprensión de la enseñanza pero, a través de la vida cotidiana ordinaria. Esto es lo que Oyasama quiso decirnos utilizando las palabras "ermitaño de la cuidad".

Gracias a esta fe que se transmite de generación en generación, se nos enseña a respetar a nuestros antepasados y a querer la relación que une la familia mejorándola. Cada uno tiene que profundizar su comprensión para ser útil en esta vida. Es con muchísima sinceridad que tenemos que buscar el amor de nuestro Padre-Madre.

Espero sinceramente que mi fe se transmita algún día a mis hijos y también a esta tierra europea en la cual deseo seguir sembrando semillas con un corazón sincero, aún con mis debilidades, así como he contribuido a hacerlo hasta hoy día.

Espero con ansia a que mis hijos poco a poco se despierten a la verdad.
Esto es el único pensamiento de Dios. (IV, 65)

No voy a repetir lo que he dicho hasta ahora.
De ahora en adelante, sólo necesitaréis despertaros espiritualmente. (XVII, 71)