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Enseñanza de Tenrikyo

Oyasama

Oyasama, la fundadora de Tenrikyo, se llama Miki Nakayama. Oyasama pasó más de 50 años como Templo de Tsukihi y, no sólo nos transmitió la voluntad divina a los seres humanos, sino que nos mostró por sí misma el modelo para la sincera dedicación a la salvación a través de su propio ejemplo. Al transcurso de la vida de Oyasama después de convertirse en Templo Divino se le denomina “El camino de la Vida Modelo”, y a Oyasama, “Madre de la Vida Modelo”.

El 26 de enero de 1887 ocultó su ser físico para apresurar la madurez espiritual de sus hijos, los seres humanos. Aunque no podemos verla físicamente, Ella permanece en la Residencia Original donde continúa su trabajo para la salvación del mundo. Es lo que denominamos “La Verdad de la Vida Eterna de Oyasama”.

La vida de Oyasama antes de convertirse en Templo Divino

Oyasama nació el 8 de abril de 1798 en la aldea de Sanmaiden de la región de Yamabe, en la provincia de Yamato. Ya desde su niñez era afectuosa y devota, comportamiento propio de la portadora del alma de la madre de los seres humanos en el momento de la creación.

Entró como esposa en la familia Nakayama, que vivían en la Residencia del Origen donde los seres humanos fueron concebidos. No sólo trabajó duramente como una esposa modelo sino que sus virtudes innatas de benevolencia y compasión se hacían más fuertes y profundas. En una ocasión, cuando un hombre pobre intentó robarles un saco de arroz, no sólo le perdonó, sino que le entregó el arroz con compasivas palabras. En otra ocasión, después de darle ropa y comida a una mendiga, cogió al bebé que sostenía en sus brazos y lo alimentó con Su propia leche.

Templo de Tsukihi

Después de convertirse en Templo de Tsukihi el 26 de octubre de 1839, Oyasama se sumergió en la pobreza entregando las posesiones de su familia a los necesitados de acuerdo con la intención divina. Quince años más tarde, la familia pasó por un gran nudo cuando el marido de Oyasama y cabeza de familia, Zenbei, partió para renacer. Sin embargo, Ella dijo: “A partir de hora comenzaré la construcción del mundo”, y vendió el edificio principal. Ese mismo año mandó a su hija más joven, Kokan, a la ciudad de Naniwa, actualmente la ciudad de Osaka, para divulgar el nombre de Dios.

Estos actos fueron totalmente incomprendidos para aquellos que estaban a su alrededor. No sólo sufrió la oposición de sus parientes sino también el distanciamiento y la burla de los conocidos y aldeanos. Oyasama pasó los siguientes diez años alegre y animada a pesar de vivir en las profundidades de la pobreza. Aún cuando no tenían nada para comer animaba a sus hijos diciéndoles: “cuando bebemos agua, sentimos el sabor del agua”. La concesión del parto feliz finalmente abrió el camino de la salvación. Los milagros se mostraban uno tras otro y la gente empezó a venir a la Residencia para venerar a Oyasama como una diosa viva. Sin embargo, este aumento de popularidad provocó críticas y ataques a causa de los celos y la incomprensión.

El Camino para la concreción del Tsutome.

Fue en el contexto descrito anteriormente que Oyasama aprobó la construcción del Lugar para el Tsutome y comenzó a enseñarlo. Al mismo tiempo que enseñaba los himnos y los movimientos de las manos y la danza, escribió el Ofudesaki a través del cual nos muestra el camino para la concreción del Tsutome y nos enseña todos los detalles y la verdad fundamental para la salvación universal.

Oyasama otorgó el Sazuke, identificó el Yiba, e instó a la construcción del Kanrodai. Mientras tanto, atrajo a los oficiantes del Tsutome, los instruyó, y los apresuró para su realización.

En ese tiempo las enseñanzas se propagaban y el número de personas que regresaban a Yiba para adorar a Oyasama aumentaba rápidamente año tras año. Por otro lado, las persecuciones e intervenciones por parte de la policía se hacían más duras y sufrió las penurias del encarcelamiento en numerosas ocasiones. Sin embargo, Oyasama siempre decía: “del nudo saldrá el brote”, y cuando regresaba alegremente de prisión continuaba sin cambios apresurando la realización del Tsutome. La gente vacilaba en ejecutarlo por miedo a las represalias policiales contra Oyasama ya de avanzada edad. Esta situación se mantuvo hasta enero de 1887 que la condición física de Oyasama empeoró notablemente. En las reiteradas consultas de la intención divina acerca de la salud de Oyasama la respuesta siempre era el apresuramiento del Tsutome tal como Ella les había enseñado. A través de su propia condición física formaba a sus seguidores que vacilaban entre el camino de la sincera dedicación a Dios y la ley. El 26 de enero de 1887 cuando los que se habían determinado a riesgo de su propia vida estaban terminando de celebrar el Tsutome, Oyasama ocultó su ser físico a los 90 años de edad.

Oyasama no sólo nos dejó los 50 años de Vida Modelo sino que ahora también trabaja eternamente viva para guiarnos a los seres humanos al Yokigurashi, Vida Plena de Alegría y Felicidad.